10 marzo 2010

ALEA JACTA EST

... Y sus mil bocas dicen: "Ahora, la suerte ya está echada..."

Alfredo Zitarrosa, nacido un 10 de marzo de 1936 en Montevideo, Uruguay, la misma ciudad que lo vio nacer también lo vio emprender el viaje.
Según el Walter hoy es el Día del Cantor.
Hoy cumpliría 74 años.

...Hace un buen rato ya que doy trabajo y vengo acostumbrándome al desuso de mi alma, a la razón del enemigo, a mis sesenta cigarrillos diarios, a las malas costumbres de mis canciones, que de algún modo siempre fueron nuestras, vos lo sabés, guitarra negra. . . Hoy reanudo en un cómico enderezo la hora de ayer parada en su nostalgia. Me hacen sufrir las alas que me puse para volar, más grito y se alzan, gimo y me acompañan, río y baten de a dos, como que están amándose y se odian, sin embargo mis dos alas se odian, se enderezan, se hacen amigas mías para llevarme por todas partes: allá está la canción, aquí la nada. . . Más allá el pueblo y más acá el amor... Pero el pueblo está también más acá... Y antes estaba allá también, detrás del pueblo el pueblo. . . Hemos viajado por todos mis caprichos y el pueblo hozando el piso, amandose con alas como las mias... Odiando su destino, odiándome y amandome sin alas, con millones de pies, con manos y cabezas y lenguas... Y sus mil bocas dicen: "Ahora, la suerte ya está echada..."

Pero para los que creen que se murió, le dejo este aporte con algunas cosas que fundamentan nuestra opinión de que esta gente no se muere. Es decir: quedan en sus letras, sus canciones, sus intenciones, sus banderas, sus luchas y por sobre todo, una de las razones más importantes, me arriesgo a decirlo: su compromiso:

“Lo que queremos es una humanidad justa, una sociedad de hombres dignos de ser hombres entre los hombres. Es decir, en la que haya auténtica justicia, igualdad, incluso en el sentido cristiano; yo pienso en eso. La revolución es un acto de amor a la justicia, de amor al hombre, a la verdad, a la sociedad humana”

Sería ese el justificativo de su preocupación:

Hago falta... Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy... Siento que hay un sitio para mi en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera... Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado... Falta mi cara en la grafica del pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo. . . Los ojos míos en la contemplación del mañana... Mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.

Se darán cuenta que he ido copiando textos de Don Alfredo para acompañar este brindis por su salud. Son textos de su obra Guitarra negra, y no me voy a poner a transitar por el dudoso sendero de los que la saben lunga. Nada de eso. Solamente les cuento que es una las mas más hermosas cosas que he leído y escuchado. La división de los textos, así como el género –poema por milonga–, al que pertenece la obra, han sito tomados de: "Zitarrosa. La memoria profunda", Raúl Forlán Lamarque y Jorge Migliónico, Ediciones La República, Montevideo - Uruguay, enero de 1994).
En la primera edición (Madrid, 1977) las partes que la componen son presentadas por su autor como "contracanciones", género particular creado por él mismo para definirlas, ante su imprecisa ubicación conceptual, musical y literaria. En la misma, los textos, cuyos fragmentos no llevan título alguno, se encuentran agrupados en 3 partes: La I incluye desde Introducción a Uruguay for export, la II es Flor show, y la III las cuatro restantes.
Asimismo, la puntuación empleada es la que se usa en la tapa de dicha edición.
Acá les dejo los videos, Disfrútenlo y Feliz cumple Cantor…!!!

Cómo haré para tomarte en mis adentros, guitarra, guitarra negra... Dice Enrique, mi hermano, que hay cierto perro hundido que se lame mansamente y nos lame, lamiéndose, una herida quieta allá al fondo, sentado en su escalón... Y dice más mi hermano el otro Enrique, en Praga: Dice que amarte con certeza, hacerte enteramente hembra, darte lo que de vida tengan mis urgencias será amar más y más a Jaime; amarlo, más de veras... Por su alma, su propio perro mordedor bajo el garrote, el cable, el puñetazo, la bolsa de arpillera, el plantón y el insulto... La olvidada mejilla que no ponen ni él ni nadie a golpear... Sino con hambre y Rita y José Luis, con Gerardo y Raúl y Rosa y Sara y Mauricio... Y por todos nuestros muertos... Y he sabido, guitarra, que este otro perro que criaste, ladrador, campesino, a veces manso o vigilante, que roe su propio hueso en la penumbra y gruñe... cual casi todo perro popular, vagará por tus anchas veredas, tus milongas sangrantes... hasta morir también... Tal vez un día... De soledad y rabia... De ternura... O de algún violento amor: de amor... sin duda.


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