09 marzo 2010

LA NOSTALGIA DE MI HERMANO

Resulta que me dio algo de nostalgia a mi también, y aunque solamente la vida nos parió y no una sola madre, nos hicimos hermanos, nos juntamos ya avanzadas nuestras respectivas edades (la mía sobre todo). Casi que no podemos compartir esas primeras vivencias, me refiero a lo de las series y todo lo relativo a la tele, elemento al cual accedí ya casi abandonando la adolescencia. Casi, casi diría que soy de la época de la radio de galena. Bueno, no será para tanto, pero no iba a la casa de un amigo a otra cosa que a a tomar la leche son Toddy mientras escuchábamos Tarzán. Y de mis siestas recuerdo haberme escapado sin alertar a mi madre (eso creía yo) y luego de haber rapiñado de la despensa de mi casa un puñado de sl gruesa -es largo de explicar, pero usábamos, merced a una rebeldía de mi viejo, sal sin iodar que él traía directamente de la salina-, me escapaba buscando a los compinches a quienes convocaba con una burda cuan infantil imitación del grito del ya mencionado Tarzan. Y ahí andábamos como las iguanas o las lagartijas metiendonos en las fincas vecinas a robar uva o tomates que salabamos con aquella sal sin iodar que traia mi viejo desoyendo los consejos del Dr. Leiva. En fin...
Pero volviendo al Walter. A mi me dió por imaginarme su infancia allá en su Mendoza amada y lo vi con sus amigos: el Juan, el compadre Quinteros y otros de merecida recordación y me vino a la cabeza esta nostalgiosa maravilla que ahora comparto aca como una caricia en el alma para él y en su persona hago extensiva a ustedes. Salú. a.,



MARCHA DE SAN LORENZO by DANIELA


Se me hace imprescindible aquilatar la bondadosa acción de Nancy Linares, ya que fue ella quien me envió esta maravilla

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