El sábado a la noche el delantero soñó que en el partido del día siguiente ejecutaba un penalti y era gol porque amagaba y disparaba a la izquierda del portero que se iba, engañado, hacia su derecha.El domingo, el árbitro pitó un penalti para su equipo y el delantero, que tenía muy presente el sueño, amagó a la derecha y le dio hacia la izquierda del guardameta, casi con displicencia, respondiendo a la premonición.El portero, que se había volcado justamente hacia ese lado, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para detener la pelota.El delantero se quedó estático, azorado. La perturbación se multiplicó cuando el portero, al pasar a su lado, mientras sacaba el balón le dijo con tono sobrador: “Los sábados a la noche me tiro a la derecha; los domingos por la tarde, no”.
Escrito por Juan José Panno para la revista española Media Punta.
19 septiembre 2008
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