15 febrero 2010

Ayer ha muerto mi hermana Mely

Lo primero que pensé, lo mismo que cuando la Pelu, mi otra hermana partió en el 2001: están picando cerca los balazos. Y asi anduve, y aún ando, acosado por la rémora de la pena.
Y recordé un par de cosas que quisiera compartir, y de paso aliviar mi congoja, con ustedes, los de siempre.
Un poema de Ricardo Tudela:
Es lástima que la muerte tenga siempre hambre de todo
que devore bosques, montañas, continentes, generaciones,
lechos de amor con esposas castas o infieles,
(¿amor más poderoso que la muerte?),
y que la más atrevida metáfora del corazón humano
pueda burilarse con dos simples palabras:
herrumbre y ceniza...
Sin duda, despertar es tener relaciones
con este grito supremo de toda gran poesía,
es ver no sólo el rostro sino la máscara,
ponerse del color de todos los infortunios,
ir de viaje en contra de todas las filosofías,
manejar la tormenta lo mismo que un cuchillo,
el sexo con todos sus peligros indecorosos,
los viejos y los nuevos cementerios
Como si fueran los desvanes de la casa,
y sin embargo creer en el relámpago, esperar de él tanto como de la vida,
tener coraje para destrozar todos los envoltorios del amor
y ahí mismo buscar el vino puro del corazón humano.
¡Ah, todavía hay alguien sobre la tierra
que construye para mí sueños inmortales.
Pienso en el mar, en los manantiales sin rastro humano,
en las grandes neveras henchidas de soledad cósmica,
en los caminos que nadie ha transitado,
en las nubes que se enamoran de los hombres,
en las plantas carnívoras con su pesadilla de vida y muerte...
Oh, mi poema también se alimenta de sombras,
de ruidos secos,
LAS CIENTO Y UNA - Ricardo Tudela

Un poema de Césare Pavese: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, que les comparto en su idioma original, y luego la traducción.
No es que yo sea versado en el idioma del Dante, ese es mi hermano el Walter, y es justamente en honor a él y a la Fiorella que hago lo que hago trasncribiéndolo en italiano:

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
questa morte che ci accompagna dal
mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
del amanecer a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas hacia ti misma
en el espejo. Oh amada esperanza,
aquel día también nosotros sabremos
que eres la vida y eres la nada.

Para todos la muerte tiene una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como ver en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos mudos en la vorágine.

Pero, también recordé que aún nosotros estamos vivos. Respiramos, reímos, tenemos miedo y lo soslayamos y seguimos... "vamos pa'lante. que empujan de atrás".
Por ello, esta canción de Víctor Heredia.
Nada sé de la muerte

Nada sé de la muerte / me interesa la vida,
aunque a veces me roce / con su mano tendida
la parábola extrañade una hoja caída.
Son retazos del tiempo /que se empeña en su oficio
de pasar como el viento / susurrando a mi oído
que este día infinito /se desploma marchito.

Y aunque sea sólo un instante / de dolor desmedido
este paso anhelante / por el mundo y su olvido,
pasaré como el toro / con los ojos bravíos.
No conozco otro modo / de ganar lo que es mío.
Porque de esta manera soy un hombre más vivo,
huelo la primaveray oigo cantar al río.
Quiero sólo lo nuestrolo que es justo y debido;
para eso peleopara eso he nacido.
Quiero sólo lo nuestrolo que es justo y debido;
para eso peleo,para eso he nacido.

Podría seguir argumentando, escribiendo y compartiendo. Pero no quiero pesadear. Gracias por esa mano en el hombro que voy a sentir cuando cada uno de ustedes lea esto. a.,


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