Esta Sopaipilla queda para siempre dedicada a las tres guardianas, las que muchas veces se hicieron cargo de estos dos gandules. Las que apoyaban, retaban, ayudaban y nos querían entrañablemente. Las tres que ya están con su baile, al frente de una clase celestial o en un hermoso bosque de pinos, para siempre.
Somos dos hermanos que nos unió la vida, tal como si nos hubiera parido una misma madre.
Él es músico y yo fotógrafo y nunca hemos realizado ninguna de esas actividades en conjunto, salvo un par de guitarreadas en casa de una niña que supimos amar y que fue quien en definitiva nos “asiamesó” si se me permite el neologismo.
Nos queremos y respetamos desde hace más de 30 años y cuando me propuso llevar a cabo este blog, me dijo: ahí tenemos un espacio para mostrar lo que hacemos.
Tenemos casi los mismos gustos, hemos compartido infinidad de cosas y amamos las mismas músicas, las mismas comidas, los mismos vinos y (por qué no confesarlo) las mismas mujeres.
Por lo demás, Walter me llevó a todos los sitios a los que fue. Para comprender esto escuchen “Juan y José”.
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