10 agosto 2008

EL APRENDIZ DE BRUJO


Cantar era la fiesta de los pobres
en quellos domingos de sol alto:
una misa de júbilo en el vino
que aturdía guitarras en el patio.
Y uno, recién llegado a las raíces,

cogollo de vivir recién brotado,
arrimaba la sangre lentamente
a un rescoldo de coplas y de gallos
hasta aprender por dentro la hechicera
antología aleve de los astros
y esa luna solemne de la ausencia
que anda por la tonada hace mil años.

Era nuestro bautismo cancionero,
la iniciación raída de la magia,
la primera escritura en la memoria
del libro de los pueblos cuando cantan,
era un vértigo oscuro, un refucilo
que nos ponía el corazón en llamas,
un sismo hacia lo hondo de la vida
buscándole la pulpa a las palabras,
la indagación del mundo, la tristeza
del árbol del olvido, alguna lágrima
caída de los ojos hacia adentro:
donde la soledad la devoraba.
Cómo olvidar la fiesta de los pobres
en aquellos domingos de sol alto,
si era un salmo cantor la poesía
y el vino: ¡un sacerdote milenario!

1 comentario:

Unknown dijo...

Maravillado con Armando Tejada Gómez. Tanto como la existencia de este blog. Nunca he entrado en uno. Mucho menos he colaborado ni he sido co-autor.
Pero si mi hermano me convoca... vamos pa'lante que empujan de atrás.
Levanto mi copa por que me gusta el desafío y por que me gusta levantarla. y empinarla.
Sean bueno conmigo. Respeten mis canas (y a mi en lo posible) y enseñenme a manejar en este circuito.
un abrazo. Camorra