24 julio 2010

VIVA EL CÁNCER

En el año 1952 moría María Eva Duarte de Perón. Un 26 de julio. Fecha que recuerdo por que también era el cumpleaños de mi viejo que se fue hace una parva de años, pero tengo presente su cumpleaños siempre, por la extraña coincidencia del día de su nacimiento y el día de su muerte un 2 de julio, un día posterior a la fecha en que se conmemora la muerte de el General Perón.
Él (mi viejo) ganso hasta las plumas, casado con una maestra que despotricaba contra Evita, defestrándola, denostándola como tantas otras maestras que la llamaban "puta". Justamente ellos parieron un hijo que termina haciendo un homenaje a la abanderada de los humildes.

¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían. Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina. Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos desfila el pueblo llorando. Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos semanas de largo. Suspiran aliviados los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra. Muerta Evita, el presidente Perón es un cuchillo sin filo."

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