16 octubre 2008

la vida es lo mejor que conozco.

La pura verdad
Si ustedes lo permiten, prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien,

no tengo motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles;

enamorado de las cosas de este mundo
con inconsciencia y dolor y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido

la imperdonable alegría; tuve sueños espantosos
y buenos amores, ligeros y culpables.
Me avergüenza verme cubierto de pretensiones;

una gallina torpe, melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando una madurez equilibrada,

capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente;

mi memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño

y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado para siempre;

sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos me recuerden con cariño

o descubran mi zapatito y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad de la fama y del dinero;

las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad

que quieta no sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz

y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,

nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener esta victoria, este puño;

saludar, despedirme.
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.


de "Del otro lado", de Paco Urondo. Herederos de Francisco Urondo

1 comentario:

Carlos dijo...

Lo acaban de leer en radio nacional, no desde tu blog, para no te vuelvas loco, pero está bueno y que diferente suena cuando lo leen ..bien, hermoso, saludos