11 agosto 2012

HACE 50 AÑOS SE APAGÓ UNA ESTRELLA



Como todas las estrellas, siguen brillando muchísimo tiempo después de haberse apagado.

MARYLIN MONROE,  Nacida NORMA JEAN BAKER el 2/6 (1926)-Muerta el 5/8/1962..
El pasado cinco de agosto toda la prensa habló de vos. O casi toda.
En algunos canales se repuso tu vida en imágenes. Y algún memorioso recordará tu voz entonando "Happy Birthday Mr. President" con el que le re­ga­laste los oídos a Kennedy.
Hace medio siglo que partiste al silencio. Para los archivos policiales tu muerte se reduce a un número, el 81.128. Para el resto, y como dijo tu ido­latrador Terence Moix mu­rió un sueño. Y esto es, ni más ni menos que el homenaje al sueño de todos los hom­bres del mundo. -Así escribía para la revista RAGAZZA, Norma Ruiz.
"Marylín fue la aventura de todo hombre de Norteamérica. Marylín Monroe era rubia, y bella, y tenía una vocesita dulce y vulgar, y toda la pulcritud de los pulcros patios tra­seros de Norteamé­rica. Ella fue nuestro ángel guardián, el dulce ángel de la sexuali­dad." HENRY MILLER.
Como Lady Di, Marilyn Monroe tenía 36 años cuando murió. También como la prin­cesa de Ga­les, la promesa de Hollywood era rubia, hermosa y deslumbrante, pero una mujer angustiada y sometida a una extrema presión.
En la medianoche del 5 de agosto de l962, el ama de llaves vio luz en la habitación de Marilyn. Tres horas más tarde, cuando la luz continuaba encendida trató de abrir la puerta pero estaba ce­rrada por dentro. Llamó al médico personal de la actriz, Ralph Greeson, quien tampoco logro entrar a la pieza ni recibir respuesta a sus llamados. Con la ayuda de otro médico, Greeson logró finalmente ingresar tras romper un vidrio de la ventana. Eran las cuatro de la mañana.
Allí se encontró con una dura escena: Marilyn Monroe yacía desnuda en su cama, con el teléfono en la mano, un frasco de barbitúricos vacío en el velador y unas cuantas píldoras esparcidas en el suelo. El médico forense que le realizó la autop­sia señaló que “no fue una muerte natural”. Desde entonces se ha hablado de sui­cidio, homicidio y de exceso de barbitúricos.
Su jefa de relaciones públicas, Pat Newcomb, llegó a la residencia de la actriz cerca de las siete de la mañana y llorando grito enfurecida a los fotógrafos: “buitres... bui­tres... sigan fotografiando”.
Norma Jean Baker como en realidad se llamaba, había nacido en Los Ángeles el 2 de Junio de 1926. Había pasado su infancia entre orfanatos y adopciones, y en la bús­queda del amor pasó por tres ma­trimonios: Con Jim Dougherty -tenía sólo 15 años cuando se casó-, Con Joe Di Maggio -jugador de béisbol con el que estuvo casada nueve meses-, y con el dramaturgo Arthur Miller.
Su carrera profesional incluyó fotografías para calendarios y portadas de revistas y la actuación. Primero en papeles de poca importancia y luego en películas que la consa­graron, como “Niagara” y “Los hombres las prefieren rubias”.
Se dice que nunca pudo sobreponerse a su tercera ruptura matrimonial. Su inesta­bili­dad emocional comenzó a interferir en su trabajo. Nunca fue puntual y a veces llegaba varias horas atrasadas a las grabaciones, lo que hasta entonces se le ha­bía perdo­nado. Pero dos meses antes de morir, la 20th Century Fox la despidió y la demandó por dos millones de dólares.
Así estaban las cosas cuando Marilyn se murió.
Por eso dolió tanto su muerte en todo el mundo. Ni el Vaticano estuvo indiferente a su falleci­miento. Declaró que Marilyn había sido “víctima de una mentalidad, una costumbre de una con­cepción de vida que hace de uno un símbolo”. En Moscú se decía que la culpa era de “Holliwood que la había creado para matarla”.
Marilyn Monroe es un mito. Por eso se la recuerda no como una mujer angustiada que murió por exceso de barbitúricos -por causas aún no aclaradas-, sino como una figura sensual, intensa y frá­gil, que llegó a los corazones de todo el mundo. Lo dicho: como Lady Di.
"Marylín fue la aventura de todo hombre de Norteamérica. -decía HENRY MILLER- Marylín Monroe era rubia, y bella, y tenía una vocesita dulce y vulgar, y toda la pulcritud de los pulcros patios traseros de Norteamérica. Ella fue nuestro ángel guardián, el dulce ángel de la sexualidad." .

Así como Rita Hayworth fuera diosa a lo largo de los años cuarenta, por obra y gracia de los seño­res de Hollywood,  para ser la diosa de los cincuenta, Marylin fue corregida. Tenía párpados gor­dos y papada, nariz de punta redonda y demasiada dentadura: Hollywood le cortó grasa, le supri­mió cartílagos, le limó los dientes y convirtió su pelo castaño y bobo en un oleaje de oro fulgu­rante. Después los técnicos la bautizaron Marylin Monroe y le inventaron una patética historia para contar a los periodistas. Y por si todo eso fuera poco le dijeron sé natural.
A partir de eso, la nueva Venus fabricada en Hollywood ya no necesita meterse en cama ajena en busca de contratos para papeles de segunda en películas de tercera. Ya no vive de salchichas y café, ni pasa frío en invierno. Ahora es una estrella, o sea: una personita enmascarada que quisiera recordar, pero no puede, cierto momento en que simplemente quiso ser salvada de la soledad.”
(Eduardo Galeano)
Señor (dice como rezando Ernesto Cardenal)
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de 
Marilyn Monroe, 
aunque ése no era su verdadero nombre 
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 
9 años 
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar) 
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje 
sin su Agente de Prensa 
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos 
sola como un astronauta frente a la noche espacial. 

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta 
el Times) 
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo 
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas. 
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras. 
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno 
pero también algo más que eso... 
Las cabezas son los admiradores, es claro 
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz). 
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox. 
El templo -de mármol y oro- es el templo de su cuerpo 
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano 
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox 
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones. 

Señor 
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad, 
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda 
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine. 
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor). 
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos, 
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo. 

Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros 
por nuestra 20th Century 
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado. 
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. 
Para la tristeza de no ser santos 
se le recomendó el Psicoanálisis. 
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara 
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena 
y cómo se fue haciendo mayor el horror 
y mayor la impuntualidad a los estudios. 
Como toda empleadita de tienda 
soñó ser estrella de cine. 
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y 
archiva. 
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados 
que cuando se abren los ojos 
se descubre que fue bajo reflectores 
¡y se apagan los reflectores! 
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico) 
mientras el Director se aleja con su libreta 
porque la escena ya fue tomada. 
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río 
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor 
vistos en la salita del apartamento miserable. 
La película terminó sin el beso final. 
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono. 
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar. 
Fue 
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga 
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: Wrong Number
O como alguien que herido por los gangsters 
alarga la mano a un teléfono desconectado. 

Señor: 
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar 
y no llamó (y tal vez no era nadie 
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles) 
¡contesta Tú al teléfono!



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