A los pocos minutos del martes 17 de enero de 1989 un lacónico parte médico informaba que Alfredo Zitarrosa, el Flaco se quedó dormido para siempre. Tomando las palabras de Carlos Di Fulvio “se nos quedó indiferente”.(La canción se llama “Evocación del Susqueño” y si bien es cierto que no se refería a Alfredo Zitarrosa, algunas estrofas le cuadran. alfio.,)
Daniel Viglieti, en pleno golpe emocional al enterarse del fallecimiento de Alfredo, escribió una sentida nota a la que tituló “Guitarra Roja”. Un recuerdo justo, que no lo “endiosa”: Viglieti tenía claro que, al costado “anarco” de Zitarrosa, esa actitud no le hubiese gustado. (Estas palabras y la cita de la nota de Daniel Viglieti han sido extractadas del libro de Guillermo Pellegrino “Cantares Del Alma” Biografía de Alfredo Zitarrosa. Editorial Planeta – 1999)
“De modo que mi vida es nada más que la muestra actual y provisoria de un individuo que nace, crece, tal vez culmina un día, o al menos siempre quien sabe en qué grado de desarrollo, finalmente se muere. Yo soy un tipo con vocación de futuro, estoy a favor del futuro, estoy a favor de la vida, y en particular me considero muy responsable de haber hecho de mi vida todo aquello que significa proyectarse, creo que cualquiera que sea el grado de desarrollo que yo he alcanzado, por lo menos algo de mí va a quedar, y con eso, aunque no me conformo, me siento bastante justificado como para seguir viviendo el tiempo que me queda. Pienso que me queda poco. Al menos de cantor, me queda poco”.
"Eso me dijo hace diecinueve años Alfredo Zitarrosa, resistiéndose a imaginar todo lo que seguiría creando y creyendo, cantando y construyendo en este Uruguay nuestro, tan suyo. La muerte ha llegado temprana, de todos modos y nos arrebata en plena madurez a un cantor insustituible. Me dieron la mala noticia en Alemania, en medio de un trabajo para una versión radial de “Memoria del Fuego”, de nuestro común amigo Eduardo Galeano, en cuya casa ambos cantamos para el compañero Tomás Borge. Fue mi último encuentro con Afredo.
Desde el 17 de enero la ausencia de este inolvidable compañero de camino de más de dos décadas, es como una difícil canción de silencio, y a mi mano le cuesta escribir lo que siento adentro. No tuvimos una relación fácil, es cierto. Pero las diferencias de concepción estética y política nunca nos dividieron ni nos enfrentaron. Quizás él también vivió la curiosa sensación de un dúo imaginario en el que, sin haber nosotros cantado nunca a dos voces, íbamos sumando canciones e ideas sin saberlo, como en comunión de cantos."
Este es un recuerdo de unos de los tipos más íntegros y coherentes que yo haya tenido noticia. Déjenme compartir un poco de su música; de su extensa obra. Se llama “Guitarra Negra” y probablemente arrime un poco más de comprensión respecto al título de la nota de Vigileti y al título de este aporte: Guitarra de Luto. (alfio.,)
Otro si digo: aquellos que me conocen recordarán que durante todo el tiempo que hice en diferentes radios mi programa Amalgama, la cortina era una obra de don Alfredo: Truco No.
Daniel Viglieti, en pleno golpe emocional al enterarse del fallecimiento de Alfredo, escribió una sentida nota a la que tituló “Guitarra Roja”. Un recuerdo justo, que no lo “endiosa”: Viglieti tenía claro que, al costado “anarco” de Zitarrosa, esa actitud no le hubiese gustado. (Estas palabras y la cita de la nota de Daniel Viglieti han sido extractadas del libro de Guillermo Pellegrino “Cantares Del Alma” Biografía de Alfredo Zitarrosa. Editorial Planeta – 1999)
“De modo que mi vida es nada más que la muestra actual y provisoria de un individuo que nace, crece, tal vez culmina un día, o al menos siempre quien sabe en qué grado de desarrollo, finalmente se muere. Yo soy un tipo con vocación de futuro, estoy a favor del futuro, estoy a favor de la vida, y en particular me considero muy responsable de haber hecho de mi vida todo aquello que significa proyectarse, creo que cualquiera que sea el grado de desarrollo que yo he alcanzado, por lo menos algo de mí va a quedar, y con eso, aunque no me conformo, me siento bastante justificado como para seguir viviendo el tiempo que me queda. Pienso que me queda poco. Al menos de cantor, me queda poco”.
"Eso me dijo hace diecinueve años Alfredo Zitarrosa, resistiéndose a imaginar todo lo que seguiría creando y creyendo, cantando y construyendo en este Uruguay nuestro, tan suyo. La muerte ha llegado temprana, de todos modos y nos arrebata en plena madurez a un cantor insustituible. Me dieron la mala noticia en Alemania, en medio de un trabajo para una versión radial de “Memoria del Fuego”, de nuestro común amigo Eduardo Galeano, en cuya casa ambos cantamos para el compañero Tomás Borge. Fue mi último encuentro con Afredo.
Desde el 17 de enero la ausencia de este inolvidable compañero de camino de más de dos décadas, es como una difícil canción de silencio, y a mi mano le cuesta escribir lo que siento adentro. No tuvimos una relación fácil, es cierto. Pero las diferencias de concepción estética y política nunca nos dividieron ni nos enfrentaron. Quizás él también vivió la curiosa sensación de un dúo imaginario en el que, sin haber nosotros cantado nunca a dos voces, íbamos sumando canciones e ideas sin saberlo, como en comunión de cantos."
Este es un recuerdo de unos de los tipos más íntegros y coherentes que yo haya tenido noticia. Déjenme compartir un poco de su música; de su extensa obra. Se llama “Guitarra Negra” y probablemente arrime un poco más de comprensión respecto al título de la nota de Vigileti y al título de este aporte: Guitarra de Luto. (alfio.,)
Otro si digo: aquellos que me conocen recordarán que durante todo el tiempo que hice en diferentes radios mi programa Amalgama, la cortina era una obra de don Alfredo: Truco No.
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