"Póngase detrás de su canto, nunca se luzca usted"; "apague tarde su lámpara, nunca se acuestes hasta que no haya alimentado tu espíritu de palabras que la nutran y de paz que la acune". Tal el consejo de Don Atahualpa Yupanqui le daba a esta alondra pampeana que se nos fue esta mañana.Alguna vez habrá cantado:
Tú que puedes, vuélvete
me dijo el río llorando
los cerros que tanto quieres -me dijo-
allá te están esperando."
Pero no creo que alguien que, por fuerza, debe haber estado en paz con la vida (desde su nombre) haya sentido algo parecido a la tristeza al encararse con la última huella a recorrer. Valientemente y sin quejarse, puesto que, (siguiendo con don Ata), alguna vez, siendo ella muy niña, le dijo: "usted ha elegido un camino áspero y solitario, asúmalo y no se queje".
Si señores, estoy hablando de Suma Paz que se fue esta mañana a cantar sus huellas y milongas a otro cielo; al que van los que han sido coherentes con su destino. En este caso, el de ella fue cantar:
"No ha de faltar jamás quien encuentre una copla, y la mire, la aprenda, la lea, la goce, la llore y la haga suya, y la devuelva a todos, al aire: La golondrina sin pasaporte", dijo Yupanqui.
08 abril 2009
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