"Aunque tú me has has echao en el abandono…” De fondo suena la canción que han grabado hace poco un gitano de 35 y un cubano cincuenta años mayor. En este rincón uno prepara un trago y un poco más allá el funcionamiento desprolijo de la defensa de River deja lugar para cuestiones importantes como la dudosa existencia del amor, o más pedestres como las supuestas infidelidades de una señora que, de todos modos, insiste con dejar afuera de sus preferencias a todos los presentes.
“aunque tu, te has llevado mis ilusiones…” sigue el gitano, mientras en la parrilla se apagan las brasas, escenario vacío de una obra de arte que el afecto activa de tanto en tanto. Sobre la mesa, redonda y cálida, se amontonan los restos de las ensaladas, muestras artesanales de lo que ahora llaman “cocina mediterránea” frente a la insolente y abundante presencia del ajo y el olivo, pero que en realidad tal vez esconden un inconfesado temor a loa vampiros por parte de los contertulios. La damajuana vacía no habla, pero cualquier aprendiz de detective que se asomare, comprendería rápidamente las dificultades ambulatorias de los comensales en el camino de vuelta.
Ahora, en cada casa donde la hay, una mujer compartirá el lecho y tolerará con amor y resignación los efluvios de esa noche, que –por fortuna para ella- será corta.
Con el amanecer que ya se avecina, viene también para él el momento de responder al: ¿Cómo te fue…? de rigor. Entonces habrá que explicar –con poca esperanza de ser comprendido– que sólo fue un asado, que no jugamos al truco, ni al billar ni a nada. Que tal vez comimos y tomamos algo de más, pero sólo eso; por que no hay nada que explique que nos gusta estar juntos alrededor de la mesa.
Descontando la debilidad del argumento ante el pragmatismo de las mentes femeninas y algunas encasilladas masculinas, tal vez podrá recurrirse al poeta Armando Tejada Gómez en su “Milonga de los Asados”: la amistad celebra misa / en el ritual del asado.” Y, obviamente inspirado en poema, uno de los cronistas, lo dijo a su modo: “… en el altar del asado / hacen su misa los amigos”.
Lee Chon Le & Alberto Carlos Bustos
Pido perdón por lo colorido del aporte. Es que no quiero recordar a mi compadre, a quien extraño y eso ha motivado justamente ésto, con algo oscuro. Me refiero a mi compadre Chito que hace ya muchos días, (un numero cercamo a mil), que dejo de afeitarse.
Lo recuerdo con una música: después sigo y explico todo:
Este tema nos gustaba. Por favor escuchen la letra y la excelente metáfora sobre lo que es un hombre cabal... esos que tienen alma de gúin. Gracias
“aunque tu, te has llevado mis ilusiones…” sigue el gitano, mientras en la parrilla se apagan las brasas, escenario vacío de una obra de arte que el afecto activa de tanto en tanto. Sobre la mesa, redonda y cálida, se amontonan los restos de las ensaladas, muestras artesanales de lo que ahora llaman “cocina mediterránea” frente a la insolente y abundante presencia del ajo y el olivo, pero que en realidad tal vez esconden un inconfesado temor a loa vampiros por parte de los contertulios. La damajuana vacía no habla, pero cualquier aprendiz de detective que se asomare, comprendería rápidamente las dificultades ambulatorias de los comensales en el camino de vuelta.
Ahora, en cada casa donde la hay, una mujer compartirá el lecho y tolerará con amor y resignación los efluvios de esa noche, que –por fortuna para ella- será corta.
Con el amanecer que ya se avecina, viene también para él el momento de responder al: ¿Cómo te fue…? de rigor. Entonces habrá que explicar –con poca esperanza de ser comprendido– que sólo fue un asado, que no jugamos al truco, ni al billar ni a nada. Que tal vez comimos y tomamos algo de más, pero sólo eso; por que no hay nada que explique que nos gusta estar juntos alrededor de la mesa.
Descontando la debilidad del argumento ante el pragmatismo de las mentes femeninas y algunas encasilladas masculinas, tal vez podrá recurrirse al poeta Armando Tejada Gómez en su “Milonga de los Asados”: la amistad celebra misa / en el ritual del asado.” Y, obviamente inspirado en poema, uno de los cronistas, lo dijo a su modo: “… en el altar del asado / hacen su misa los amigos”.
Lee Chon Le & Alberto Carlos Bustos
Pido perdón por lo colorido del aporte. Es que no quiero recordar a mi compadre, a quien extraño y eso ha motivado justamente ésto, con algo oscuro. Me refiero a mi compadre Chito que hace ya muchos días, (un numero cercamo a mil), que dejo de afeitarse.
Lo recuerdo con una música: después sigo y explico todo:
Este tema nos gustaba. Por favor escuchen la letra y la excelente metáfora sobre lo que es un hombre cabal... esos que tienen alma de gúin. Gracias